La Cátedra
Libre de Música Popular Hispanoamericana de la UCLA, que
acertadamente dirige el doctor Mario Baptista Troconis,
organizó un foro sobre la orquesta Billo’s Caracas Boys,
en el programa radial “La Historia Musical del
Continente”, y después que se colocara el bolero “Espera
Quisqueyana”, interpretado por Felipe Pirela sobre el
cual los panelistas hicieron un comentario, un
radio-oyente llamó preguntando qué diferencia existía
entre las tres Quisqueyas que popularizara la Orquesta
Billo’s en la década del 60. Las tres Quisqueyas
grabadas en este orden son: “Espera Quisqueyana”,
“Quisqueya” y “Quisqueya linda”.
Son tres
boleros grabados en la década del 60. “Espera
Quisqueyana” letra y música de Billo Frómeta, fue
grabada a comienzos de 1961 en el disco “Pobre del
Pobre”. “Quisqueya” original del boricua Rafael
Hernández; compuesta en 1928 y grabada por Felipe Pirela
con Billo’s a finales de 1961 en el long play “Tres
Regalos” y “Quisqueya Linda”, de Billo Frómeta, grabada
a finales de 1969, apareciendo en el LP “Billo 70”.
Con
relación a “Espera Quisqueyana”, existe una grabación
previa en 1959, por “Pio” Leyva en Cuba, bajo el sello
Circa. En ese momento, el maestro Billo estaba exiliado
en Cuba, porque la asociación de músicos del Distrito
Federal y Estado Miranda, lo había vetado e
imposibilitado de trabajar en Venezuela. La grabación se
realizó con una orquesta que le prestaron a Billo, y
según versión del guarachero Víctor Piñero, era la
orquesta cubana de los Hermanos Castro y, a la cual
para efectos comerciales, le pusieron el nombre de
Billo’s Caracas Boys.
Con
relación a las diferencias, existen diferencias notables
en las letras de las “Quisqueyas” escritas por el
maestro Billo Frómeta y la de Rafael Hernández. Rafael
Hernández nos presenta un bolero descriptivo, exaltando
las bellezas de la isla: “No hay tierra tan hermosa como
la mía/ Bañada por los mares de blanca espuma”, y hace
comparaciones de sus bellezas naturales con hechos
propios del ambiente marino cuando nos dice: ”Parece una
gaviota de blancas plumas”, “Del fondo de los mares, la
perla querida” y remata la letra diciendo: “En mis
cantares linda Quisqueya, yo te comparo con una
estrella”.
En “Espera
Quisqueyana”, la letra, revela el sufrimiento de un
pueblo oprimido, por una brutal dictadura y trata de
brindar una palabra de aliento y esperanza a sus
coterráneos cuando expresa: “No llores muchachita
Quisqueyana/ Esconde tu dolor un poca más/ Que otra vez
volverán a tu ventana/ Las canciones de antaño a
resonar”. “No sufras campesino de mi tierra/ Oculta en
el arado tu ansiedad/ Que algún día en el surco de tu
siembra/ Una rosa de amor florecerá”. Esa “muchachita
quisqueyana”, y ese “campesino de mi tierra”, es la
representación de sus hermanos dominicanos, y “No
llores” y “No sufras”, es una forma de expresarle al
mundo, con descarnada crudeza, las penurias que estaba
padeciendo su pueblo bajo el férreo y sanguinario
dominio de un cruel asesino enquistado en el poder.
“Espera Quisqueyana” es un canto fustigante. Allí no se
describen las bellezas naturales de un país, como lo
hace Rafael Hernández en su “Quisqueya”. Billo evoca el
deseo de regresar a su tierra, cuando nos expresa en la
letra: ”Quizás alguna vez, también yo he de volver/ Y
pueda preguntar por el amigo aquél”.
El
maestro Billo Frómeta llegó a Venezuela a los 22 años de
edad, dejando en República Dominicana una esposa, una
hija y toda su familia. Rápidamente pasó a formar parte
de la “lista negra” de enemigos del gobierno de su país,
por oponerse y combatir la dictadura. Su madre (Olimpia
Pereira) falleció estando exiliado en Cuba y sin poder
asistir a sus exequias. Eso le causó una fuerte
conmoción emocional, que revelaba en las letras de
algunas de sus composiciones, como en la letra de este
bolero cuando remata diciendo: “Y el beso sacrosanto de
mi madre/ Como una bendición pueda tener”.
“Quisqueya
linda” fue escrita en 1962, después de la caída del
dictador Rafael Leonidas Trujillo. Felipe Pirela la
cantó en la radio en República Dominicana, en el primer
viaje que hizo la orquesta al exterior en marzo de 1962.
A finales de la década del 60, fue grabada por Cheo
García y Memo Morales. En su letra, Billo exalta el
gentilicio y la enseña dominicana. Exterioriza su
alegría al ver su patria libre y nuevamente añora la
presencia de su madre: “Quisqueya linda/ Aunque se que
mi madre no está/ Al verte libre, sin quererlo me pongo
a llorar/ Yo se que un día, cuando yo vuelva, como una
madre me esperarás”.
En estas
dos Quisqueyas de Billo, se observa una carencia total
de descripción de las bellezas naturales de su tierra
natal. En ambos temas, se percibe la fibra humana del
compositor por encima de cualquier vinculación
politiquera, se trata simplemente del artista hermanado
con su pueblo; con ese pueblo que permanecía clavado en
su corazón y en su razón de ser. Era su lucha, su
tesón; era la inclaudicable misión: asumir la música
como expresión alentadora en contra de los males
ocasionados a su gente, que aun vibraba en su isla
caribeña nativa, en su adorada Quisqueya.
Por:
Yovani Barragán Zambrano.
Yoanba@hotmail.com
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