Diagnóstico Socio-Económico espacial de la Pobreza en Barquisimeto

José de Jesús Rodríguez. Economista.

Profesor Agregado. Departamento de Economía DAC-UCLA

El presente trabajo es parte de una investigación titulada La Segregación socio-económica y Espacial en Barquisimeto, presentada como trabajo de ascenso a la categoría de Agregado en el escalafón del Personal Docente y de Investigación de la UCLA.

Resumen

En el presente trabajo se caracteriza el problema de la pobreza en Barquisimeto, tanto desde el ángulo socio-económico, como el físico–espacial. Desde la primera vertiente, se analiza y aplica el Método de la Canasta Normativa Alimentaria o de la línea de la pobreza estableciéndose la relación entre el costo de esa canasta y los salarios mínimos; ello con el objeto de determinar el total de hogares que se encuentran en condiciones de pobreza, huelga decir aquellos hogares cuyos ingresos son menores al costo de la canasta alimentaria. Con tal fin, esta manera de concebir a la pobreza, contiene un aparte de análisis de medición de la pobreza en los diferentes municipios que conforman el estado Lara, con especial énfasis en el área objeto de estudio. Desde el ángulo físico–espacial, se destaca que la pobreza urbana se manifiesta de manera focalizada en los asentamientos pobres de las ciudades, señalando el grado de interrelación entre estos asentamientos y el esto de la ciudad. Se resalta el problema de la densidad poblacional, la dotación de servicios, los problemas ambientales y de ocupación de áreas inestables, entre otros. Igualmente se pone de manifiesto el hecho de que en Barquisimeto, la segregación espacial y de deterioro urbano no es potestad exclusiva de los barrios pobres, sino que, como caso atípico, también se expresa en extensión de terrenos, más o menos vastas, emplazados en el centro de la ciudad; así como el tratamiento que le ha dado el gobierno local a los variados e ingentes problemas urbanos, a través de su principal instrumento de control urbano, cual es la ordenanza de zonificación, aprobada y entrada en vigencia, a veinticinco años. Por último se aclara que la investigación se realizó, desde el punto de vista temporal, antes de que en el país ocurriesen los cambios políticos e institucionales, que han caracterizado el último bienio.

Diagnóstico Socio-económico

Previo al desarrollo cabal de lo que sugiere el título del presente capítulo, se ha juzgado oportuno introducir algunos elementos teóricos y estadísticos sobre la Canasta Alimentaria y su relación con el salario oficial o salario mínimo, toda vez que la magnitud de este último siempre ha estado guiada, al menos por parte de los gremios vinculados al factor trabajo, por el costo de la Canasta Normativa.

Dentro de este objetivo, se tiene que el denominado

Método de la Canasta Normativa Alimentaria, consiste en definir la canasta necesaria para satisfacer adecuadamente las necesidades alimentarias (consumo apropiado de calorías, proteínas y demás nutrientes) de una familia tipo. El costo de esa canasta constituye la línea de pobreza extrema o indigencia... (Atencio, 1996).

A esta línea de pobreza, como método oficial para medir la pobreza, nos acogeremos en sus resultados para explicar la pobreza en Barquisimeto.

La composición de la canasta normativa en función del aporte calórico y proteínico aludido en el concepto precedente, está dividida en diez (10) categorías de alimentos, de un total de cincuenta (50) productos, estimados para una familia tipo o promedio de 5,2 personas.

Los bienes o productos en cuestión son:

Carne y sus preparados: carne de res, falda, lagarto, hígado de res, carne de cerdo, carne de pollo y mortadela.

Cereales y sus derivados: arroz, (3%), harina de maíz precocida, pan de trigo y pastas.

Pescados y mariscos: atún fresco, atún enlatado, coro-coro, sardinas frescas, sardinas enlatadas y cazón.

Leche, queso y huevos, leche pasteurizada, leche en polvo, queso blanco.

Grasas y aceites: aceite de mezcla vegetal, margarina y mayonesa.

Frutas y hortalizas: cambur, guayaba, lechosa, mango, melón, naranjas criollas, patilla, piña, plátanos maduros, auyama, cebolla, pimentón, tomates y zanahorias.

Raíces y tubérculos: apio, ocumo, papa y yuca.

Semillas oleaginosas y leguminosas: arvejas, caraotas negras, frijoles y lentejas.

Azúcar y similares.

Café, té y sus derivados.

Se considera que estos bienes aportan el mínimo de requerimientos calóricos que necesita una familia promedio, estimados en 2.003 kilocalorías por personas.

Respecto a la Canasta Básica, esta incluye servicios tales como educación, salud, electricidad y otros y es el resultado de multiplicar por dos (2) el costo de la canasta normativa alimentaria.

Este procedimiento se realiza de esta manera, ya que se considera que una familia promedio requiere gastar en bienes y servicios no alimentarios una cantidad de dinero equivalente (el doble) al destinado a la compra de alimentos (SOCSALA, 1996).

La confiabilidad de este método la avalan los organismos que participaron en la composición o conformación de la canasta, valga referir al Instituto Nacional de Nutrición, la Oficina de Coordinación y Planificación (CORDIPLAN), el Ministerio de la Familia, Ministerio de Agricultura y Cría, la firma privada AGROPLAN, la Fundación CAVENDES, la Oficina Central de Estadísticas e Informática (OCEI) y el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela (IIESUCV).

Considerando la credibilidad y seriedad de estas instituciones, el gobierno recomienda su adopción como método de análisis y medición de la pobreza en los estudios socio–económicos que realicen organismos públicos y privados del país.

En cuanto a la determinación del valor o costo de la canasta normativa y la básica, se utiliza el Indice de Precios al Consumidor (IPC) estimados y publicados por el Banco Central de Venezuela, actualizándose el costo de la misma con una periodicidad semestral, dependiendo del comportamiento o la magnitud de los precios de los bienes que la integran.

La variación en el costo de la canasta normativa de alimentos, desde el segundo semestre de 1989 a abril de 1998, se manifiesta de la siguiente manera:

Cuadro N° 1

Costo Canasta Normativa de Alimentos

Período: 2° Semestre 1986—Abril 1998

(costo Bs./familia/mes)

Período

Costo (Bs.)

2° Semestre 1989

5.792,oo

1er Semestre 1990

6.649,oo

2° Semestre 1990

6.649,oo

1er Semestre 1991

9.267,oo

2° Semestre 1991

11.433,oo

1er Semestre 1992

11.025,oo

2° Semestre 1992

12.919,oo

1er Semestre 1993

14.619,oo

2° Semestre 1993

17.225,oo

1er Semestre 1994

20.551,oo

2° Semestre 1994

28.296,oo

1er Semestre 1995

34.527,oo

2° Semestre 1995

40.552,oo

1er Semestre 1996

59.750,oo

2° Semestre 1996

81.851,oo

2° Semestre 1997

95.938,oo

1er Semestre 1998

112.374,oo

Fuente. SOCSALAC (1996).

Según estos datos, para todo el período de casi nueve (9) años, reflejado en el cuadro que antecede, el costo de la canasta normativa y consiguientemente el de la canasta básica se ha incrementado en un 1840 por ciento, resultados estos que entran en contradicción con los ingresos reales que percibe la población y con la posición adoptada tradicionalmente por el Estado y los distintos gobiernos de fijar salarios mínimos por debajo del costo de la cesta, desconociendo que lógicamente ello incide en los procesos de deterioro social y profundización de la pobreza (SOCSALAC, 1995).

Costo de la Canasta Alimentaria. Normativa y Básica y los Salarios Mínimos

En este aparte se vinculará o relacionará el costo de las canastas normativa y básica, con el monto de los salarios mínimos u oficiales aprobados por el Estado.

Se destaca que para efectos de medir la pobreza, la variable ingreso analizada es el ingreso familiar, no el mínimo u oficial que representa una remuneración de carácter personal o individual. No obstante, el vínculo que se establece entre estos dos factores es indicativo del desfase existente entre ellos, siendo tan marcado o notorio que los planteamientos que la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) realiza en este sentido, siempre han estado dirigidos a hacer corresponder el salario oficial con el costo de la canasta normativa, pretensión ésta no realizada o no cumplida.

Hecha esta aclaratoria, se tiene que el salario mínimo en el país desde finales de la década de los años 80 al año 98, en el ámbito urbano, ha evolucionado en términos nominales, de la siguiente manera:

Durante el período 1989-1990 el salario alcanza Bs. 4000/mes, al año 1994 se sitúa en Bs. 15.000, durante el año 97 se ubica en Bs. 75.000 y al primer semestre del 98, se ubica en Bs. 100.000/mes.

Si se contrasta este monto con el costo de las canastas, se obtienen los siguientes resultados:

Cuadro N° 2

Diferencias entre el Salario Mínimo y el Costo de las Canastas Normativa y Básica

(Períodos 90, 94, 97 y 1er Semestre 98)

Período

Salario mínimo (Bs./mes)

Dif. en Bs.Canasta Normativa

Dif. en Bs. Canasta Básica

1990

4.000

(2.649)

(9.298)

1994

15.000

(13.296)

(41.592)

1997

75.000

(20.938)

(116.876)

1er sem.1998

100.000

(12.374)

(124.748)

Fuentes: SOCSALAC. Cálculos propios.

Para el período reflejado en el cuadro que precede, se observa que en todos esos años el costo de las canastas normativa y básica ha estado por encima del salario mínimo. Así, para el año 1990, el costo de la canasta normativa supera 1,6 veces el salario oficial y la básica lo supera 3,3 veces. Para el año 1984, el costo de la canasta normativa es 1,9 veces superior al salario,

mientras la básica lo excede en 3,8 veces. Para el 97, la diferencia entre el costo de la normativa y el salario es de 1,3 veces y de 2,6 veces respecto de la básica, ocurriendo para esa fecha una leve disminución, manteniéndose, casi constantes, estas mismas proporciones para el primer semestre del año 98.

Análisis de la Medición de la Pobreza en Barquisimeto

Tal como se anotó en el capítulo anterior, el método que utiliza el gobierno venezolano y empresas consultoras privadas para medir el grado de pobreza, es el llamado de las líneas de pobreza o método del ingreso, como también se le conoce.

Alternativamente en Venezuela y en el resto de la América Latina, se utiliza también el método de necesidades básicas insatisfechas o mapas de pobreza, que a diferencia del primero constituye un método directo basado en la observación del consumo real de las personas, en relación con determinadas convenciones sobre necesidades mínimas (Feres, 1997).

No obstante, como ya se adujo, el de uso más generalizado es el de la “línea de la pobreza” cuya fuente principal de información son las encuestas de hogares, realizadas periódicamente en el país por la Oficina Central de Estadísticas e Informática (OCEI).

Específicamente este método se basa en la comparación entre los niveles de ingreso de los hogares y el costo de una canasta de consumo normativo mínimo, establecida en función de las necesidades básicas de una familia tipo (Atencio, ob. cit, 1996).

Con base en este enfoque, se tiene que aquellos hogares cuyos ingresos sean menores al costo de la canasta alimentaria están en riesgo de desnutrición ya que aun gastando todos sus ingresos en alimentación no alcanzarán a cubrir sus requerimientos alimentarios (Atencio, 1996).

Dicho de otra manera, todos los hogares cuyos ingresos estén por debajo de esos costos, se encuentran en condiciones de pobreza.

Recientemente la Oficina Central de Estadísticas e Informática y el Ministerio de la Familia, publicaron cifras estadísticas sobre los hogares en situación de pobreza y pobreza extrema en Venezuela, según entidades federales y municipios, para el período 1995-97.

Para el año 1997, según la fuente aludida, el número de hogares en situación de pobreza a nivel nacional se sitúan en 2.212.016, de un total de 4.740.250. Expresado en términos relativos ello significa, que para esa fecha el 44,76 por ciento de los hogares se encontraban en condiciones de pobreza. Casi la mitad los hogares o unidades familiares del país.

Del total de hogares en situación de pobreza, el 57,79 por ciento se ubican dentro del segmento de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) y el resto (42,21%) en el grupo de pobreza extrema; con el agravante que el 48,63 por ciento del total de la población de 7 a 12 años, estimada en 3.178.139 personas o jóvenes, se consideran insertos en cuadros de pobreza y del total de la población de 0 a 6 años, calculados en 3.880.654 personas o niños, el 46,25 por ciento se hallan en idénticas condiciones.

Cuadro N° 3

Total de Hogares, Hogares en Situación de Pobreza y Pobreza Extrema

Venezuela—Lara (al 30-06-97)

Venezuela-Lara

Total

Total pobres

NBI

Pobreza extrema

Hogares

Venezuela

4.740.250

2.122.016

1.226.974

895.542

Estado Lara

304.577

157.357

41.693

31.844

Fuentes: OCEI. Min. de la Familia. Elaboración propia.

Cuadro N° 4

Población de 0 a 6 y 7 a 12 años en Situación de Pobreza

Venezuela—Lara (al 30-06-97)

Venezuela-Lara

Total

Total pobres

Total

Total pobres

0 a 6 años

7 a 12 años

Venezuela

3.880.654

1.795.158

3.178.139

1.545.563

Estado Lara

256.033

134.574

216.291

116.607

Fuente. SOCSAL.

Otro dato digno de mencionar, es que la totalidad de las 23 entidades federales del país (incluido el Distrito Federal) con sus 285 municipios, ninguna está exenta (en mayor o menor grado) de la presencia en su territorio de hogares en situación de pobreza extrema, observándose que el 65,61 por ciento del total de hogares en pobreza extrema, tienen porcentajes que oscilan entre el 10 por ciento y el 59 por ciento y sólo el 5,96 por ciento, oscila entre el 0 por ciento y el 9 por ciento.

Respecto al estado Lara, se considera que de un total de 304.577 hogares, el 51,66 por ciento está constituido por hogares pobres (157.357 hogares), de este total el 49,45 por ciento se encuentra en el segmento NBI y la diferencia (50,55%), en cuadros de pobreza extrema.

Estas cifras del estado Lara se encuentran por encima de los promedios nacionales, con la excepción del grupo de hogares ubicados dentro de la clasificación NBI en donde el porcentaje es más bajo (49,45% Vs. 57,79%) pero en desmedro de los hogares en situación de pobreza extrema en donde el estado supera al país en 8,34 puntos.

En cuanto a la población de 7 a 12 años, el total del estado se ubica en 216.291 personas, de esa magnitud el 53,91 por ciento se considera pobre. Del total de pobres en esa edad, el 47,17 por ciento se encuentran en el grupo NBI y la diferencia (52,83%) en situaciones de pobreza extrema.

Dentro del grupo de población entre los 0 y los 6 años, de un total de 256.033 habitantes, se estima que el 52,56 por ciento son pobres, (134.574 hab.), de los cuales el 45,80 por ciento no tienen sus necesidades básicas satisfechas y el 54,20 por ciento restante, se consideran dentro del contingente de pobreza crítica.

En ambos segmentos de la población, de 0 a 6 años y de 7 a 12 años, el porcentaje de pobres en el estado Lara es superior al promedio nacional, lo que le confiere al estado un rango preocupante o nada halagador en cuanto a la magnitud del número de habitantes jóvenes inmersos en la pobreza y la segregación social y económica, atentándose de esa manera contra las generaciones futuras y contra el futuro del país.

Recurriendo a la misma fuente (OCEI, Min. de la Familia) se reseñan datos sobre el total de hogares en situación de pobreza extrema (ordenados por porcentajes de pobreza extrema), según Municipios.

En relación con los Municipios del Estado, el número de orden es el siguiente: Urdaneta (Siquisique) en el orden siete (7) de 285, con un 61,89 por ciento de pobreza extrema; Andrés Eloy Blanco (Sanare) con un 59,58 por ciento en el orden ocho (8); Morán (El Tocuyo) con un 44,09 por ciento en el orden treinta y nueve (39); Crespo (Duaca) con un 40,51 por ciento en el orden cincuenta (50); Torres (Carora) con 3232,44 por ciento en el orden noventa y cuatro (94); Jiménez (Quibor) con un 26,40 por ciento en el orden ciento treinta y dos (132); Iribarren (Barquisimeto) con un 21,17 por ciento en el orden ciento setenta (170) y Palavecino (Cabudare), con un 12,40 por ciento en el orden doscientos cincuenta y tres (253).

Para el país en su conjunto, el porcentaje de hogares en situación de pobreza extrema es de un 18,89 por ciento, apreciándose que sólo el Municipio Palavecino, se sitúa por debajo de ese porcentaje.

En el caso concreto de Barquisimeto, presenta una magnitud relativa de hogares en situación de pobreza crítica que supera en 2,28 puntos al promedio nacional; ya que de por sí el hecho de estar por encima de este promedio ubica al municipio y a su capital, en una posición nada envidiable con cerca de la cuarta parte de sus hogares incluidos en un estado en donde ni pueden satisfacer las necesidades básicas de alimentación, ni se les permite el acceso a servicios tales como salud, vivienda y educación, entre los más importantes, consagrados además en nuestra Carta Magna y ante lo cual el Estado debería ser responsable.

Cuadro N° 5

Total de Hogares, Hogares en Situación de Pobreza y Pobreza Extrema

Venezuela—Lara (al 30-06-97)

N° de orden

País—Municipio

Hogares pobreza extrema

Total

Total pobre

Absoluta

Relativa

Total país

4.740.250

2.122.016

895.542

18,89

7

Urdaneta

10.100

8.458

6.251

61,89

8

Andrés E. Blanco

7.447

5.753

4.437

59,58

39

Morán

21.360

14.780

9.417

44,09

50

Crespo

7.907

5.259

3.203

40,51

94

Torres

32.557

20.050

10.562

32,44

132

Jiménez

14.526

8.476

3.835

26,40

170

Iribarren

179.061

84.242

37.908

21,17

253

Palavecino

31.620

10.340

3.922

12,40

Fuente. OCEI (1997).

Confrontando las cifras del primer semestre de 1997, con las correspondientes al primer semestre de 1995, se obtiene que para el país la población total se estimo en 21.644.121 habitantes, de los cuales el 48,93 por ciento se consideraba pobre (10.592.374 hab.). De esta magnitud, el 55,71 por ciento pertenecía al grupo NBI y el resto (44,29%) a pobreza extrema. La diferencia respecto de lo que ocurre en la actualidad, no es tan marcada apreciándose una disminución relativa, al de sólo 4,17 puntos en cuanto al número total de pobres, sin embargo, el porcentaje equivalente a NBI respecto del total de pobres aumenta ligeramente respecto al año 1995 en 2,8 puntos y la pobreza extrema respecto al total pobre, disminuye en idéntico porcentaje.

El resto de los datos del año 95 respecto a las del 97, prácticamente se mantienen constantes incluidas las explicadas para el estado Lara, en donde los cambios más notorios están representados por una disminución de 3,04 puntos en el total de pobres, un aumento leve de 1,10 puntos en el total del segmento NBI y la misma puntuación, en descenso, para el segmento de la pobreza extrema.

Como complemento a este análisis, y con el propósito de forjarse o tener una apreciación más completa sobre el problema de la pobreza en Barquisimeto, resulta ineludible analizar la manera como ésta se expresa donde desde el punto vista fisico– espacial, o como se localizan los grupos de familias pobres dentro del contexto urbano, según se analiza en el siguiente aparte.

Diagnóstico Espacial de la Pobreza en Barquisimeto

“Los campos situados en derredor de las ciudades de los levitas no podrán venderse, pues son posesión a perpetuidad”.

Sagrada Biblia (Cap. 25, Vers. 34).

En su dimensión espacial, la pobreza urbana se manifiesta o se expresa de manera focalizada en los barrios pobres de las ciudades.

En buena parte, la pobreza es explicada por el comportamiento de los barrios, por su crecimiento o multiplicación en el tiempo y el espacio, y por su grado de interrelación con el resto de la ciudad.

Dentro de este orden de ideas, un área puede considerarse como marginada o relegada desde el punto de vista espacial, cuando su grado de interrelación con el resto de la ciudad o no existe o se manifiesta de una manera incipiente.

Generalmente las áreas que presentan estas características están constituidas por aquellos espacios recién ocupados o intervenidos y aquellos que se encuentran en proceso de consolidación, son áreas que acusan un fuerte deterioro en cuanto a su configuración espacial, tanto en términos estéticos como de su estructura parcelaria.

Igualmente la dotación de los servicios básicos y de infraestructura se torna bastante compleja, y en muchas oportunidades están bastante alejados de las redes principales, o virtualmente es imposible dotarlas de servicio ya que las condiciones físicas y geológicas de los terrenos no lo permiten.

Esta situación, se traduce en una separación de los barrios del resto de la ciudad, por lo que son considerados como diferentes o como suburbios, al encontrarse por debajo de las normas técnicas y legales que rigen lo que pudiésemos denominar la ciudad formal o la ciudad visible.

Estas condicionantes tornan difíciles sus relaciones con las fuerzas que subyacen y actúan en esa ciudad formal, lo que hace que el poblador de los barrios se sienta como no perteneciente a ella y se le ofrezca como una mera referencia simbólica, lejana y de espaldas a los barrios que crecen y esperan.

De la experiencia acumulada por la Municipalidad en las fases de formulación y aplicación de los planes de Diseño Urbano y de Ordenamiento y Reordenamiento de Barrios, se puede configurar una caracterización de los diferentes espacios a ser intervenidos, constituyéndose en la práctica nudos críticos que deben atacarse de manera prioritaria, según sean las características del asentamiento sujeto a la acción planificadora.

En resumen se destacan los siguientes tipos de espacios y sus problemas más relevantes:

Espacios Recién Ocupados o Intervenidos

Estructura parcelaria y vial sumamente irregular.
Carencia de servicios básicos: electricidad, agua y cloacas.
Viviendas precarias e insalubres.
Generalmente resistencia de los habitantes a someterse a un programa de reordenamiento y/o de Diseño Urbano.

Barrios en Proceso de Consolidación

Se entiende como tales aquellos en los cuales ya se ha intervenido, y en su mayoría dispone de electricidad, y presentan bienhechurías más o menos duras.

Los problemas más complejos son:

Estructura parcelaria y vial deficiente y/o en proceso de transformación.

Carencia de acueducto y cloacas.

Ocupación indebida de áreas para la localización de servicios comunales.

Barrios Consolidados

Son áreas que disponen como mínimo de acueductos, aceras, vialidad aceptable y cloacas, sean en forma total o parcial. Sus formas de integración espacial y funcional con el resto de la ciudad son más estrechas que en los dos tipos de asentamientos anteriores.

Los problemas más comunes son:

Carencia de áreas para localización de usos comunes (educación, cultura, recreación, deporte, salud y comercio), fundamentalmente.

Vialidad (calles estrechas, ocupación indebida de áreas concebidas en el Plan Regulador o en Planes Sectoriales, como arterias viales).

Carencia de drenajes o la ocupación indebida de ellos y/o zonas protectoras de cauces intermitentes que sirven para drenar las escorrentías superficiales.

Con base en esta caracterización, se procede a continuación a referir los distintos barrios de la ciudad según su ubicación geográfica y su toponimia catastral, utilizando los criterios y los limites establecidos por la Oficina Municipal de Planificación Urbana (OMPU), según se detalla a continuación:

Barrios ubicados al Norte de la Ciudad

Según la OMPU, el sector norte de la ciudad está delimitado de la siguiente forma: Sur: Margen norte de la Avenida Libertador, Norte: Colinas ubicadas al norte vía a El Cují y alrededores, Este: Vía que conduce a El Ujano y al Oeste: Margen este de la Avenida Las Industrias.

Los barrios localizados dentro de ese sector son: El Jebe, San Benito, San Jacinto I, San Jacinto II, La Cañada, Las Veritas, La Victoria, El Trompillo, Cerro Gordo, Santos Luzardo, La Rinconada, El Triunfo, Las Delicias, El Carmen (Sector Bolívar y Negro Castillo), Los Luises (Parcelamiento Rómulo Gallegos), La Pastora, Altos de Jalisco, La Cruz, Nuevo Barrio, La Vega, Barrio Unión, El Sector Pro-Patria, Colinas de San Lorenzo, Colinas del Jebe, Barrio Lindo, Barrio Atilio Ravicini, San Lorenzo, La Peña, Brisas del Trompillo, La Pradera, Las Clavellinas, José Gregorio Bastidas, Indio Manaure, Tierra Negra, Caucagüita, Cruz del Norte, San José, La Tomatera.

Barrios del Sur

Comprendido dentro del área que conforma toda la franja al borde de la meseta en donde se emplaza la ciudad.

Los barrios localizados dentro de este sector se denominan: La Feria, Santo Domingo, La Veguita, Eilara, Las Brisas, Negro Primero, Los Libertadores, Santa Bárbara, Bombonal, parte de la Cruz Verde, Cuesta Lara, San Martín de Porras, parte de Concha Acústica, parte del 23 de Enero, San Antonio, parte del Garabatal, Chumbulún, Matadero, parte de Cruz del Sur, Zanjón Barrera, Cruz Blanca, Macuto, Bella Vista, El Rosal, Barrio Nuevo I y II, parte de San Vicente, San Antonio, Zamuro Vano, El Roble, Los Sauces, parte de El Manzano.

Barrios del Este

Contiguos al sector centro y al sector sur de la ciudad, están comprendidos dentro del área que constituye la zona inmediata de influencia de Santa Rosa.

En este sector existen, claramente diferenciados, tres asentamientos que por su grado de consolidación no pueden considerarse como pobres, salvo algunas de sus zonas o partes que representan evidentes signos de deterioro urbano. Estas zonas se ubican en los alrededores de Santa Rosa, La Lagunita y El Yacural.

Barrios del Oeste

Conforma la poligonal más extensa de la ciudad y está delimitada de la siguiente manera: Margen Oeste de la Avenida Las Industrias, Carretera antigua vía a El Tocuyo partiendo del Garabatal hasta los alrededores del antiguo Hipódromo.

Los barrios que albergan el sector oeste son: Cerritos Blancos, Los Ranchitos, Rafael Linares, La Lucha, Caribe II, La Paz, José Félix Ribas, El Municipal, Ruiz Pineda, El Coriano, El Tostao, Jacinto Lara, Simón Bolívar, Los Venezolanos Primero, La Concordia, Moyetones, 12 de Octubre, José Gregorio Hernández, La Apostoleña, Píla de Montezuma, 5 de Julio, José Félix Ribas II, Brisas del Turbio, Ranchos del Aeropuerto, Garabatal, Parte de la Carucieña, Morrocoy, La Batalla, Loma de León, Los Robles, Los Pocitos, Los Angeles, José María Vargas, La Nueva Lucha, San José Obrero, Caribito, Santa Rosalía, 24 de Julio, Los Laureles, 19 de Abril, 24 de Julio II, Jacinto Lara, 1° de Mayo, La Batalla I, Las Tinajitas, Moyetones I, Moyetones II, El Olivo I, El Olivo II, Brisas del Mayorista, La Playa, parte de Santa Isabel y San Francisco, parte de Andrés Eloy Blanco, Campo Verde, Rafael Caldera I, Rafael Caldera II, Pavia, parte de Los Horcones, Los Ranchitos de Pueblo Nuevo, Antonio Carrillo, Agua Viva–El Roble, Los Sauces, Hipódromo, Villa Rosa, San José de Tin–Tin, Luis Hurtado Higuera.

Como bien puede observarse, Barquisimeto se encuentra virtualmente rodeada por barrios pobres, que configuran un cinturón de privaciones y de segregación física y socio–económica.

Esta situación, como ya se ha asomado, no es reciente y ya en los años sesenta Gormsem, en una crónica acerca del patrón de desarrollo de la ciudad, decía:

Alrededor del centro de la ciudad existe un ancho cinturón formado por “ranchos” que excede en superficie a todo lo demás. Aquí vive gran parte de los campesinos recientemente inmigrados a la ciudad y sus actuales casas difieren de las rurales por haber sustituido el techo de palma por uno de lámina metálica (Gormsem, 1963).

Ese modelo o patrón de crecimiento que insinúa Gormsem, se ha venido consolidando a través del tiempo, siendo una de sus principales características el fenómeno de la dispersión urbana presente en esos asentamientos humanos, producto de la inexistencia de planes que controlen la expansión de la ciudad, a la falta de claridad en la tenencia o propiedad de la tierra y a la carencia de una política de vivienda orientada a la población de escasos recursos, entre otros factores o causas.

Ello se traduce en la existencia de Indices de Densidad Poblacional demasiado bajos, que dificultan la dotación de los servicios públicos, fundamentalmente los denominados servicios de red (acueductos, cloacas y electricidad) por lo elevado de sus costos unitarios, sean estos estimados por metro o por persona, que obviamente resultan más bajos en aquellas áreas de aglomeración y consiguiente contigüidad física entre uno y otro asentamiento.

John Foley en un trabajo de investigación sobre Barquisimeto apunta en este sentido lo siguiente:

...continúa la presión para ocupar áreas fuera de los límites. Esto causa problemas de dotación de servicios por lo ineficiente de la inversión que se debe realizar en una infraestructura y por la dificultad de programar su dotación de manera apropiada en los presupuestos anuales, por parte de los organismos responsables de la provisión del servicio (Foley, 1989).

Los datos subsiguientes ilustran el problema de la baja densidad poblacional de la ciudad:

Cuadro N° 6

Densidad Poblacional-Barquisimeto

(años: 1950, 1971, 1981, 1990)

 

Años

Población (Hab.)

Superficie (Has.)

Densidad (Hab/Ha)

1950

105.108

1.420

74

1971

334.333

4.917

68

1981

563.565

11.050

51

1990

743.414

17.000

44

Fuente. Censos de población. Oficina Municipal de Planificación Urbana (1988)

Nótese que la dispersión urbana, medida a través de la densidad poblacional, ha venido aumentando secularmente. De 74 habitantes por hectárea en 1950, disminuye en un 8,1 por ciento en 1971, para situarse en 68 Hab/Ha. Luego, en 1981 respecto de 1950, disminuye en un 31 por ciento para ubicarse en 51 Hab/Ha y para 1990 se estima un índice de 44 Hab/Ha para una disminución equivalente al 41 por ciento.

En 40 años la ciudad disminuye su índice de densidad en 1,6 veces, en tanto que su extensión aumenta 12 veces y su población 7 veces.

Este proceso, que es sinónimo de costos tanto en lo financiero como en lo social, configura una ciudad con una fuerte inclinación hacia el crecimiento horizontal, con un área densamente poblada en el centro y dos nodos residenciales importantes de segundo rango, emplazados hacia el este y la zona residencial y comercial del oeste, junto con el centro, caracterizados por la Ordenanza de Zonificación vigente, como los demás alta densidad de la ciudad, según se expresa a continuación:

Indice R6CM: usos permisibles: Comercio Metropolitano, Vivienda Multifamiliar, Oficinas y Comercio Metropolitano (Ordenanza de Zonificación, 1975).

Esta zonificación está presente exclusivamente en el centro de la ciudad y permite hasta una densidad neta máxima de 1500 Hab/Ha.

Indice R5CC: usos permisibles: Vivienda Multifamiliar aislada y/o Comercio Comunal (Ibid, p. 16).

Este índice se le asignó a parte del oeste de la ciudad, en la Avenida Intercomunal Florencio Jiménez y se prevé una densidad neta máxima de hasta 1.200 Hab/Ha. También se encuentra hacia el este, en los alrededores de la Avenida Lara (desde el Country Club hasta el Centro Comercial Santa Elena).

En este instrumento de Planificación Urbana, que es la Ordenanza de Zonificación, todas las zonas residenciales ubicadas alrededor de la ciudad, hoy día constituidas por barrios, fueron zonificadas como RMP (Residencial de Mejoramiento Progresivo) que sugiere la dotación de los servicios y consiguiente consolidación y densificación de manera acopiada, generándose una especie de dualidad en lo espacial, con unos nodos muy densos y bien delimitados y una vasta zona periférica dispersa y deprimida.

Se tiene entonces, una ciudad que en buena medida es el reflejo del modelo o patrón de crecimiento que subyace en la Ordenanza de Zonificación, hoy rebasada por la dinámica de crecimiento que ha experimentado la ciudad y su entorno inmediato.

Pero la expresión espacial del deterioro urbano y de la pobreza no sólo está presente en las áreas de barrios. Barquisimeto, constituye un caso atípico en Venezuela por la existencia en el centro de la ciudad de vastas extensiones, sometidas a un proceso de deterioro progresivo. Estas áreas se encuentran en la denominada Zona de Compresión y El Manteco.

Respecto a la Zona de Compresión, ocupa una extensión cercana a las 300 Has. y se encuentra limitada o comprendida entre la Avenida Vargas y la calle 51 hacia el Este y el Oeste respectivamente y la margen norte de la Avenida Venezuela y sur de la Avenida Libertador hacia el Sur y Norte, respectivamente.

A pocos años del advenimiento del sistema democrático, esta zona fue congelada desde el punto de vista urbanístico, con el propósito de someterla a un Plan de Renovación Urbana.

Las variables urbanísticas que sustentaron ese plan fueron: el deterioro físico, la tenencia de la tierra predominantemente de carácter ejidal y su ubicación estratégica dentro de la ciudad.

En los estudios pertenecientes a ese plan, participaron el Instituto Nacional de la Vivienda y el Municipio. Hoy a casi 40 años de haberse tomado aquella medida de congelación, el Plan en cuestión no fue formulado y la Alcaldía opta por una medida de descongelamiento, al permitir a los vecinos el desarrollo de sus viviendas con base en los mismos criterios o las condiciones previstas por la Ordenanza de Zonificación, para el resto de la ciudad.

No obstante esta medida, tomada tardíamente, no resarce a la ciudad y a los habitantes de ese sector de todos los costos en que se incurrió por tal desatino, y hoy día, es evidente el deterioro urbanístico y arquitectónico del sector con la excepción de algunas urbanizaciones populares construidas por el INAVI, y entre las cuales figuran parte de la Urbanización Sucre, La Estación, Terepaima, El Obelisco y los bloques de la Zona de Compresión en la calle 51.

Parte de las características que presentaba esta zona, hace 20 años, aún se mantienen en el presente, con las diferencias que pauta la dinámica urbana.

En aquella época los diagnósticos describían a la zona como constituida por desarrollos residenciales anárquicos, deteriorados, con la insuficiencia de servicios y desvinculados entre sí y del resto de la ciudad (Relemberg y otros, 1979).

El reconocimiento que el Municipio le hizo al sector fue el de zonificarlo como Zona de Renovación Urbana o de Reglamentación Especial (RE) dentro de la Ordenanza de Zonificación, en donde el tipo de acción se traducía en Renovación según Proyectos de Conjunto, con usos tales como Vivienda Multifamiliar y Comercio Comunal (Ordenanza de Zonificación, 1975).

Igual tratamiento recibió el denominado sector El Manteco ubicado entre las calles 30 y 37 y la carrera 21 y la acera sur de la Avenida Venezuela. Este sector, también ubicado en pleno centro de la ciudad, presenta en la actualidad signos de deterioro urbanístico, que si bien no son tan marcados como los de la Zona de Compresión, si ameritan de acciones inmediatas que propendan a su rehabilitación.

Son estas las dos principales zonas de la ciudad zonificadas con usos permisibles, condicionados a proyectos de conjunto, que acentúan el deterioro físico o espacial de Barquisimeto, con el agravante de que se encuentran localizadas dentro del área central, restándole en consecuencia los atractivos que generalmente tienen o están presentes en las zonas centrales de las ciudades.

Otras zonas urbanas, esta vez sí caracterizadas como pobres, con problemas de inestabilidad física, están ubicadas hacia el sur, al borde de la meseta que da hacia el Valle del Turbio y en menor grado, en cuanto a extensión hacia el norte, concretamente en las áreas aledañas a la Quebrada La Ruezga y en las áreas de inundación, ocupadas por asentamientos marginales (OMPU, 1988).

Allí se encuentran presentes problemas de pendientes, drenajes y ocupación de zonas protectoras de cursos de agua, derechos de vía, líneas de alta tensión, entre los más importantes.

Así se tiene que las Zonas Protectoras (ZP) definidas como tales por la Ley Forestal de Suelos y Agua (Art. 17), la Ordenanza de Zonificación (Art. 104) y la Ordenanza de Ejidos y Terrenos de Propiedad Municipal (Art. 70), son las siguientes:

Zona Protectora de la Quebrada La Ruezga y sus afluentes.

ZP del Río Turbio.

ZP de la Avenida Circunvalación Norte y la Ribereña.

ZP de la Línea Ferroviaria.

ZP de la Línea de Alta Tensión.

ZP del Gasoducto.

ZP de Colinas y Cerros.

Cono de Seguridad del Aeropuerto.

Zona Protectora del Area Metropolitana de Barquisimeto–Cabudare (OMPU, 1988).

Según la OMPU, la mayoría de estas zonas han sido objeto de ocupación, en parte avalada por los políticos, por desconocimientos de la normativa (en ocasiones a ex profeso) y por falta de coordinación entre los organismos públicos y los sectores definidos como de alto riesgo fueron consolidados. La ocupación de la ZP se traducen en un problema para la ciudad de índole ambiental, sanitario, social y estético.

Como es de intuir, estos problemas dificultan la ejecución de planes de reordenamiento y la interrelación misma de estos barrios con el resto de la ciudad, contrastando, en el caso específico de los barrios del sur, con los espacios circundantes que conforman las áreas residenciales del centro y el este de la ciudad; y en la parte norte, con las urbanizaciones Gil Fortoul, Las Acacias, La Concordia, Patarata, Bararida y Los Libertadores.

La Ordenanza de Zonificación califica, específicamente a parte del sur de la ciudad, como Area Inestable sin usos definidos o permitidos, aunque toda la franja ubicada hacia la margen norte del Río Turbio al borde de la meseta se encuentra desarrollada en casi toda su extensión, en contraposición con lo que pauta dicha Ordenanza.

La pobreza, y la forma como ésta se expresa en el espacio o el territorio, genera, además, una serie de problemas ambientales en aquellas zonas inestables o no consolidadas urbanísticamente, sobre todo en cuanto a la inexistencia de servicios que atentan contra la salubridad, valga referir acueductos, cloacas, drenajes y aseo urbano y domiciliario, entre los más importantes.

Estos problemas se ven agravados por la presencia de diversos focos contaminantes en la ciudad. Entre estos focos destacan la fábrica de cemento y la Quebrada La Ruezga que perjudican, con mayor intensidad, a los barrios pobres y urbanizaciones ubicadas al norte; el Río Turbio a su paso por la ciudad, que afecta a los barrios del sur y la incineración que se realiza en los cultivos de caña de azúcar, localizados en el Valle del Turbio, también al sur, pero que afecta a la ciudad en toda su extensión.

Dicho de otra manera, a los problemas ambientales que le son inherentes a los barrios pobres, se les adicionan los que acusan estos focos, agravando aún más el estado de sordidez e insalubridad a los que han estado sometidos, incluyendo los más consolidados y antiguos.

Por último, en cuanto a la prioridad que le ha asignado el Municipio a su actuación en los diferentes sectores de ciudad, referidos en el presente capítulo, se obtuvo una jerarquización a las prioridades de actuación, según se manifiesta:

 

Cuadro N° 7

Barquisimeto-Áreas Prioritarias de Actuación

Sector

Ponderación relativa (%)

Oeste

93

Norte

74

Cují-Tamaca

61

El Cercado

61

Sur

57

Centro

13

Los criterios utilizados por la OMPU (1998) para establecer estas prioridades fueron:

  1. Forma de ocupación anárquica.

  2. Déficit de servicios.

  3. Estado de la construcción.

  4. Inestabilidad física.

  5. Potencialidad de desarrollo urbano (aptitud para la urbanización).

  6. Factores socio-políticos de presión (OMPU, 1998).

Según esta jerarquización es el sector oeste el que presenta los mayores problemas o nudos críticos sobre los cuales el Municipio debe actuar de manera urgente, y en el cual están presentes con mayor intensidad los factores utilizados por la OMPU.

Le siguen, en orden descendente, el sector norte, en donde la ocupación se ha venido incrementando en los últimos años, sobre todo en los alrededores de la Av. Circunvalación Norte y en el entorno de la Urbanización Eligio Macias Mujica.

Luego, se ubican Cují-Tamaca y El Cercado con igual ponderación, siguiéndole el sector sur y el centro por último, en donde se supone que por estar sometido a una reglamentación más rígida, esos factores que le dan prioridad a los actos del Municipio, se presentan de una manera menos complicada, y consiguiente facilitan la intervención del Gobierno Local sin que se presenten mayores obstáculos.

Es de destacar, que el sector este no fue considerado, habida cuenta que esos factores de priorización no tienen expresión relevante en esa parte de la ciudad.

Bibliografía

Atencio, H. (1996). Pobreza. Reto del siglo XXI. Italgráfica. Caracas.

CONSEJO MUNICIAL DEL DISTRITO IRIBARREN (1975). Ordenanza de zonificación. Barquisimeto.

FERES, J.C. (1997). Revista de la CEPAL N° 61. Notas sobre la medición de la pobreza, según el método del ingreso. Chile.

FOLEY, J. (1989). Cuadernos del CENDES N° 11. La vivienda popular en los barrios urbanos en Venezuela. Caracas.

SAGRADA BIBLIA (1962). Biblioteca de autores cristianos. Madrid, España.

SOCSAL, A.C. (1996). Realidad nacional de Venezuela. Caracas.

OCEI, MINISTERIO DE LA FAMILIA (1997). Población en situación de pobreza extrema. Caracas.

Oficina Municipal de PlanificaciOn Urbana (OMPU) (1998). Directrices y orientaciones básicas para el proceso de planificación de la ciudad. Volúmenes I y II. Barquisimeto.