BD05112_.WMF (75170 bytes)  La política ambiental de la Procter & Gamble

Joaquín Zepeda. Ingeniero Químico. Director del Departamento de Desarrollo Sostenible Corporativo de la Procter & Gamble

Procter & Gamble fue fundada en 1837 por los señores William Procter y James Gamble en la ciudad de Cincinnati, Ohio. En aquel tiempo solamente había un negocio en una ciudad con un solo producto: se fabricaban velas, nada más. Después de más de 160 años, actualmente la compañía vende más de 300 productos alrededor del mundo, en más de 50 categorías distintas. El año pasado tuvimos ventas de más de 36.000 millones de dólares, en una amplia gama de productos como detergentes, pañales desechables, jugo de naranja, chocomilk (que es un aditivo para la leche), hacemos mantequilla de maní que en México le decimos crema de cacahuate, aceite para cocinar, café, té, papel toillet; en fin, la variedad de productos que tenemos es muy grande y por consiguiente los problemas que tenemos también son muy grandes; tenemos que manejarlos de alguna manera.

En América Latina vendemos más o menos el 10 por ciento de la totalidad de Procter & Gamble; el año pasado vendimos 2.300 millones de dólares. Las oficinas principales para América Latina están basadas en Caracas y otra en la ciudad de México. El propósito de Procter & Gamble, y así está establecido en nuestro compromiso, es ofrecer un producto de calidad y valor superior que mejoren la vida de los consumidores en el mundo entero. Realmente queremos hacer productos que mejoren la vida de nuestros consumidores y obviamente para esto necesitamos tener una política ambiental, porque no vamos a mejorar la vida de nuestros consumidores si no tomamos en consideración el medio ambiente. Nuestra política ambiental dice que debemos reducir o prevenir el impacto ambiental de nuestro producto durante todo su ciclo de vida, es decir, desde la cuna hasta la tumba.

Hay cuatro áreas principales en donde nos enfocamos: primero, que nuestros productos y nuestros procesos sean inocuos, o sea que no causen daño; después, que el impacto ambiental de los mismos sea mínimo. Quiero hacer una referencia para que vean el juego de palabras: no queremos poner en el ambiente algún producto que sea tóxico, que vaya a causar un daño, pero al mismo tiempo queremos minimizar el impacto ambiental. ¿Qué quiero decir con esto? Una botella de plástico, el empaque de los detergentes líquidos, por ejemplo, realmente no puede decirse que sea mala para el ambiente, que no sea inocua, pero sí tiene un impacto ambiental como tenemos todos al respirar, el vivir simplemente tiene un impacto ambiental. Por un lado queremos que los ingredientes de los productos que ponemos en el mercado sean inocuos y al mismo tiempo reducir el impacto ambiental que tienen.

Obviamente, que dentro de nuestra política está el cumplir el reglamento y al mismo tiempo proporcionarle a nuestros consumidores la información necesaria acerca de los productos. Esa fue la cuña de Procter & Gamble y ahora vamos a la parte que yo les decía, de la perspectiva ambiental que nosotros tenemos.

 

Conferencia dictada en el Seminario de Problemas de la Gerencia Moderna del Postgrado de Gerencia del DAC- UCLA.

Enero 1999.

Edición: Pedro A. Reyes V.

 

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