wpe1.jpg (5870 bytes)Fusiones y perspectivas del Sistema Bancario Venezolano

Gerardo Alvarez. Profesor DAC-UCLA

Antecedentes históricos

El proceso de liberación financiera, dentro del cual se podrían inscribir las fusiones bancarias, no constituyen un fenómeno Hecho en Venezuela. El mismo ha sido producto de la globalización que se ha convertido en uno de los rasgos centrales de las economías mundiales y de la sociedad contemporánea. Este proceso a su vez ha sido consecuencia de la apertura y desregulación de las economías y especialmente, por la liberalización de los movimientos de capital a corto plazo (León, 2000).

A partir de las crisis de las deudas externas latinoamericanas que se desencadenó en la década de los ochenta, se generó en la región un conjunto de bancarrotas, fusiones y reestructuraciones de empresas comerciales, industriales y por supuesto financieras, lo que condujo al surgimiento de nuevos actores financieros tales como Fondos Financieros, Mesas de Dinero, Agencia de Corretaje y Administradoras de Fondos de Inversión, entre otros. Comenzaba así el proceso de desintermediación financiera (Álvarez, 1997).

Es importante señalar, no obstante, que al igual que en muchos países de América Latina durante la década de los ochenta, llamada por los economistas la década perdida, en Venezuela se quiso atribuir la causa de la crisis bancaria de esa época al proceso de desregularización y liberalización financiera, lo cual no se ajusta a la verdad, toda vez que con la excepción de la liberación aislada de las tasas de interés, no hubo en el país tal proceso ya que la reforma al sistema financiero no llegó sino en la siguiente década y el mismo continuó cerrado a la inversión extranjera. Salvo algunas formalidades de la ley y el control del encaje legal por parte del Banco Central de Venezuela y una ausencia notable de la supervisión bancaria, entre otras causas, por el estado de deterioro que llegó a tener la Superintendencia de Bancos, el sistema financiero venezolano estuvo prácticamente desregulado por muchos años (García, 1998).

La década de los noventa consolida la apertura económica de los países latinoamericanos y la liberación financiera se hace presente en casi todos los países de la región, aunque en algunos del Cono Sur como Argentina y Chile ya habían avanzado en esa dirección. Esta liberación se caracterizó por la desregulación de los mercados financieros, es decir, la determinación de las tasas de interés por las fuerzas del mercado (aunque en el caso venezolano la situación es diferente, la tasa marcadora la constituye los papeles del gobierno), la eliminación de algunos controles sobre los créditos, el otorgamiento de una mayor autonomía a las instituciones financieras, la privatización de los bancos públicos y sobre todo la apertura a los flujos de capital extranjero y la supresión de las barreras a la entrada de capitales en el sector financiero.

MARCO LEGAL

En nuestro país la Ley General de Bancos promulgada en noviembre de 1993 contempló la participación de la inversión extranjera en la intermediación financiera así como las fusiones bancarias en los casos señalados en dicho instrumento jurídico. En efecto, los artículos 106 al 118 establecen las condiciones para que los inversionistas extranjeros, ya sean bancos, empresas o personas naturales, puedan actuar como accionistas de bancos nacionales o establecer instituciones financieras extranjeras en el país, como en efecto ha sucedido, quedando sometidos a las mismas normas que rigen a los bancos nacionales. Asimismo, los artículos 97 al 99 establecen específicamente los casos en los cuales se autorizan las fusiones bancarias y el procedimiento que debería seguirse, ante la Superintendencia de Bancos para su debida autorización. Es importante concluir entonces que la legislación financiera venezolana previó desde 1993 el proceso de fusiones bancarias que hoy caracteriza a nuestro sistema bancario.

No obstante, es conveniente señalar que, recientemente, el 18 de julio de este año (2000), la Junta de Emergencia Financiera que desde 1994 rige los destinos del sistema, emitió un conjunto de nuevas disposiciones reguladoras de fusiones en el sistema bancario que regirán los procesos de fusiones. Esta ley ha sido incorporada en la Ley Habilitante, mejor conocida como Ley de Incentivos a las Fusiones Bancarias. En ellas se regulan las condiciones, requisitos y procedimientos que deberán cumplir para fusionarse los institutos de intermediación financiera. Asimismo, en dicho instrumento jurídico se definen las modalidades de fusión permitidas (art. 3): fusión por incorporación, cuando dos o más entes susceptibles de fusionarse lo hacen originando una nueva institución, o fusión por absorción, cuando uno o más entes son insumidos por una institución existente, extinguiéndose la personalidad jurídica de las insumidas.

Causas de las Fusiones

Las razones que en teoría justifican estas fusiones podrían enumerarse de la siguiente manera, sin orden de importancia:

Reducir los gastos de transformación.

Fortalecimiento del patrimonio.

Lograr economía de escala.

Aumentar su participación en el mercado bancario.

Mantener niveles adecuados de competitividad.

Integrarse como bancos universales.

Impedir la debacle del grupo fusionado.

Generar condiciones atractivas para potenciales inversionistas extranjeros.

Adicionalmente, otro factor que podría haber acelerado las integraciones financieras lo representa la posibilidad de participar en el nuevo sistema de jubilaciones y pensiones, el cual amerita de importantes recursos financieros, capacidad técnica y amplia presencia nacional.

Caso Venezolano

Es por todos conocido que el sistema bancario venezolano presenta un conjunto de características, las cuales podrían resumirse de la siguiente manera:

Alta concentración bancaria independientemente de las fusiones.

Es un mercado reducido en términos comparativos internacionales.

Se encuentra sub-capitalizado.

Presenta elevados gastos de transformación, lo cual incide en altas tasas de interés que cobra.

Baja intermediación financiera.

Destino de buena parte de los fondos captados hacia la compra de títulos públicos.

Disminución de capacidad de ahorro financiero.

Sobre-oferta de la industria bancaria (excesivo número de bancos y agencias bancarias).

Disminución del porcentaje de financiamiento de la producción nacional.

Competencia desigual (bancos muy grandes compiten con bancos muy pequeños).

Bajo potencial de población "bancarizable".

Disminución en la calidad del servicio.

Altas tarifas por servicios prestados.

Disminución progresiva del personal ocupado en el sector.

Presencia importante de la banca extranjera.

Después de la crisis bancaria de 1994, la reorganización, recuperación y reingeniería financiera ocurrida en el sistema bancario se instrumentó en el marco de la apertura a la banca extranjera y de progresiva, aunque lenta, transformación de la banca especializada hacia la banca universal. La tendencia hacía las fusiones sólo puede entenderse bajo este esquema. Es por ello que probablemente el proceso de integración sólo haya abarcado a la gran banca y no a la mediana y pequeña, tal como ha debido plantearse.

Al respecto pudiera señalarse que desde 1996 hasta mayo del 2000 el sistema financiero se ha reducido en un 19% al pasar de 108 instituciones a 88, producto de fusiones y transformaciones a banca universal (Grasso, 2000). Sin embargo, este número es aún excesivo y de continuar las fusiones, en el sistema financiero sólo quedarán bancos universales, según lo ha planteado el propio Superintendente de Bancos. Es decir, a la vuelta de unos dos o tres años asistiremos a la desaparición de la banca especializada, no existirán ni entidades de ahorro y préstamo ni bancos de inversión ni bancos hipotecarios ni arrendadoras financieras, ya que los bancos universales absorberán sus funciones. En otras palabras, en ese lapso existirá posiblemente un conjunto de grandes instituciones financieras que operarán con tecnología avanzada y un grupo de bancos medianos o pequeños que probablemente no podrán competir con los primeros, entrarán en crisis y saldrán del mercado o serán absorbidos por la gran banca, consolidándose de esa forma el proceso de concentración bancaria, léase oligopolio bancario, que nació en la década de los ochenta.

 Fusiones a la Venezolana

En el país ha existido una variada gamma de fusiones bancarias: entidades de ahorro y préstamo entre sí, bancos extranjeros y nacionales, bancos nacionales de igual tamaño, grandes y pequeños, bancos comerciales y banca de inversión, etc. Veamos algunos casos en la época post-crisis del 94, lo cual no quiere decir que antes de esa fecha no hubiesen existido fusiones: en 1996 el Banco Caracas fue adquirido por un grupo de inversionistas que habían vendido su participación en el Banco Provincial y el Unión. Posteriormente en 1999 se anunció la posible integración del Banco Unión con un banco extranjero pero fue finalmente este año cuando se concretó su fusión por incorporación con Caja Familia EAP. Está prevista la fusión de este nuevo grupo con el banco Banesco para mediados del próximo año. A su vez Caja Familia EAP se había fusionado con La Primera EAP en 1999. En ese mismo año se fusionaron La Primogénita EAP y Mi Casa EAP, Fondo Común EAP y La Vivienda EAP, Del Sur EAP adquirió Oriente EAP y más recientemente, este año, Fondo Común EAP adquirió al Banco República que a su vez había sido comprado por un banco colombiano y Valencia EAP adquirió al Banco Noroco. Estas fusiones a excepción de la del Banco Unión y la aplicada por el Banco Caracas, se llevaron a cabo en el segmento de las entidades de ahorro y préstamo, todas ellas pequeñas y/o medianas, que recogen el espíritu de la ley de Fusiones, en el sentido de que ellas se aplicaron para fortalecer su base patrimonial, para disminuir sus gastos de transformación y mantener niveles adecuados de competitividad relativa, que son en teoría los principales objetivos de las fusiones bancarias. El resto de las integraciones financieras que a continuación se enumerarán, responde a otros fines, fundamentalmente el de lograr una mayor participación en el mercado bancario y/o asegurarse los primeros lugares en el ranking bancario nacional.

Ante esta situación de abierta competencia por convertirse en el líder, se han creado cuatro mega-bancos que concentran más del 65% de los depósitos bancarios, dos de ellos con participación accionaria totalmente extranjera. Son, por orden de tamaño, los siguientes: el Banco Venezuela que adquirió muy recientemente al Banco Caracas (esta fusión no ha sido aún autorizada por la Superintendencia de Bancos) participa con el 20% del mercado. El Banco Provincial (que ha sido el campeón de las fusiones) absorbió definitivamente hace algunas semanas al Banco de Lara, ocupa el segundo lugar con un 18% del mercado. El Banco Mercantil compró a Interbank y a la Venezolana EAP propiedad de éste último y se ubica en el tercer lugar con una participación del 15% adquisición ésta que espera por la aprobación de la Superintendencia de Bancos y completa este grupo de mega-bancos la institución Banco Unión y Caja Familia EAP con un 13% del mercado.

Unas reflexiones finales pudieran hacerse a partir de esta nueva realidad que caracteriza al sistema financiero venezolano sería la siguiente:

Independientemente que se haya avanzado hacia las fusiones bancarias, las instituciones financieras están llamadas a materializar una mayor especialización para los mercados, mayor fortalecimiento patrimonial, gerencia efectiva del riesgo, aumento de las necesidades de información, reducción de los gastos de transformación, nuevas funciones de las redes bancarias, cultura empresarial adecuada a la innovación, necesidad de desarrollar un mercado a mediano y largo plazo, cambios en las demandas de los clientes, acelerado ritmo de innovación tecnológica y sobre todo mejoramiento en la calidad del servicio, que tanto clama un público cada vez mejor informado y más exigente.

Bibliografía

Alvarez, G. 1997. Introducción a la teoría y políticas monetarias un caso de estudio de las crisis bancarias venezolanas. Trabajo de ascenso para optar a la categoría de Profesor Titular. Decanato de Administración y Contaduría. Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. Barquisimeto.

Buniak, L. 2000. El problema de los gastos de transformación de la Banca en Venezuela. Publicación disponible por Internet.

Faraco, F. 2000. Gastos de transformación: ¿Culpables o inocentes? Artículo publicado en la Revista Primicia. Caracas.

Garcia, G., Rodriguez, R. y Salvato, S. 1998. Lecciones de la crisis bancaria de Venezuela. Ediciones IESA. Caracas.

GonzAles Porras, E. 2000. Ley de fusiones bancarias: un cheque en blanco. Publicación disponible por Internet.

LeOn, A. 2000. Mercados financieros internacionales, globalización financiera y fusiones bancarias. Conferencia dictada en el Decanato de Administración y Contaduría de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. Mimeo.

Vecchio, J. G. 2000. Algunas conclusiones sobre las fusiones en la banca. Economía Hoy. Caracas.

Diversos artículos publicados en los diarios El Universal y El Nacional correspondientes a los meses de Julio-Octubre del 2000.