Desarrollo Humano y Salud:

Una mirada desde otro angulo

Milagros García. Socióloga.

Carlos Nuñez. Médico.

Profesores Asistentes del Decanato de Medicina UCLA.

La propuesta del Desarrollo Humano como una nueva manera de ver el mundo que tenemos y las relaciones que en él se construyen, ha venido a significar la puesta en evidencia de una multiplicidad de carencias cognitivas y afectivas acerca de la diversidad social y cultural que a lo largo de siglos de existencia el hombre ha podido construir para asegurar la supervivencia de la tierra patria.

El Desarrollo Humano se ha convertido en un paradigma que afirma la necesidad de promover la interacción de los principios de seguridad, participación, gobernabilidad y sustentabilidad, para reafirmar la necesidad de reconstrucción de la comunidad sobre el imperativo de la justicia social.

Esta manera de entender el Desarrollo Humano reafirma su carácter de sustentabilidad que implica un proceso de desarrollo capaz de controlar armónicamente los medios que utiliza.

No se trata por lo tanto de limitar el crecimiento sino de liberarlo de sus propios límites conceptuales y fácticos, que lo extravían al dicotomizar progreso material y progreso humano, preservación del ambiente y utilización de recursos disponibles. De tal manera que siendo el desarrollo humano por una parte la conquista gradual de factores que estimulan el despliegue de las potencialidades del individuo, la familia y las comunidades, y por otro lado un proceso de remoción de impedimentos para el desarrollo y la superación progresiva de las diversas formas de sufrimiento individual y colectivo, éste debe ser entendido en su práctica como un proceso que no sólo trasciende el economicismo convencional, sino también aquel “desarrollo social” que sólo pretende atenuar los desajustes producidos por los procesos económicos.

Es en esta mirada y desde la salud que el Desarrollo Humano se convierte en una genuina estrategia de fortalecimiento de las capacidades humanas para enfrentar los procesos de salud y enfermedad y por lo tanto no puede ser reducida solo a una “política social” que tenga como objetivo “recomponer” lo que la gestión económica y política deteriora o destruye.

La gestión pública de salud desde la perspectiva del Desarrollo Humano es en sí misma una gestión social. De igual manera la política económica no puede perseguir fines que, una vez alcanzados, hagan necesaria una política social compensatoria o paliativa de sus efectos sobre la población. El Desarrollo Humano visto como una estrategia viable que permite alcanzar la justicia social en salud necesita de los siguientes elementos:

1. Construcción de Ciudadanía Social. Lo que implica no solamente el derecho a recibir protección social por parte de los poderes públicos, sino también -entre otros factores- la creación de mecanismos que garanticen la participación social a través del fortalecimiento de las capacidades personales, la articulación de las organizaciones de la sociedad civil con el Estado y el mercado, el desarrollo y protección de la identidad cultural mediante la inclusión de los actores sociales marginados, la planificación de un sistema social sustentable que garantice la seguridad y la justicia, y la invulnerabilidad de los derechos sociales aún contra toda especulación economicista.

2. La implantación de regímenes que tengan gobernabilidad reclama el irrestricto control ciudadano de las responsabilidades de la administración pública, esencialmente en lo que se refiere al control del uso justo y equilibrado de los recursos existentes

En las consideraciones sobre la relación salud–desarrollo humano, se impone tomar en cuenta la larga trayectoria que ha tenido la discusión que desde el campo específico de la salud, y más concretamente de la salud pública, se ha dado en cuanto a la necesidad de entender la acción en salud más allá de la atención médica y ampliar el horizonte hacia las actividades de promoción de la salud y de la vida. En ese sentido, el concepto de desarrollo humano se acerca filosóficamente a lo que se ha propuesto en grupos de discusión sobre lo que debería ser la nueva promoción de la salud en América Latina.

Es este el marco de referencia que queremos presentar aquí para poder iniciar una discusión sobre el papel de la promoción de la salud vinculada estrechamente con el Desarrollo Humano.

Acerca de la Promoción de la Salud y su Relación con el Desarrollo Humano

"Sólo es posible transformar la realidad viéndola de otra manera”.

La promoción de la salud vista desde la perspectiva del desarrollo humano está dirigida a revalorizar la vida como el bien supremo que tenemos todos los seres humanos, a colocarla en el plano de la dignidad. De esta forma la salud pasa a ser la única condición para que la vida se pueda manifestar en todo su esplendor y potencialidad, lo cual muestra claramente que la promoción de la salud no es una actividad exclusiva del personal de salud, sino que la responsabilidad recae sobre el colectivo social, es decir, tanto de los individuos como del Estado y las diferentes organizaciones sociales.

Esto no significa que el Estado pierde su responsabilidad suprema frente al problema de la salud pública, sino que su papel rector y conductor de las políticas debe conservarse para que desde allí impulse las transformaciones en el nivel cultural, social y político, que generen un saber colectivo que pueda lograr transformar la conciencia social en torno a la salud y la vida.

Lo anterior permite decir que el trabajo por la vida y la salud en la sociedad tiene un compromiso de orden político, porque al ser vista la salud y la vida como un derecho, los elementos de orden económico y social que la favorecen son determinados por lo político, entendiendo lo político en términos de relaciones de poder y acceso a la toma de decisiones por parte de los ciudadanos.

Todo indica que el camino a seguir para el logro de los objetivos de la promoción de la salud y el desarrollo humano es la instauración del ejercicio pleno de la democracia, donde la participación real de la población se exprese en decisiones que mejoren sus condiciones de vida y salud y que permita la construcción permanente de la ciudadanía, en razón de establecer una sociedad mas justa y equitativa donde la necesidad del otro se traduzca en un valor de corresponsabilidad individual y colectiva que permita la satisfacción de las necesidades de las mayorías.

Definimos la promoción de salud en el marco del desarrollo humano, como la preocupación colectiva que se traduce en un conjunto de acciones articuladas, para llevar la vida humana a un plano de dignidad, lo que implica la satisfacción de las necesidades básicas y la garantía del acceso a oportunidades que permitan desarrollar las potencialidades del ser humano en el contexto familiar y social en que se desarrolla la vida humana.

Esta manera de entender la promoción de la salud plantea la búsqueda de una distribución social equitativa de los recursos así como la democratización de los procesos decisorios en la asignación de los mismos, para modificar positivamente las condiciones de vida de las personas y de la sociedad haciéndolas más dignas y adecuadas, para el desarrollo de las potencialidades humanas.

De igual manera, se busca asegurar el acceso real y universal de los ciudadanos a las oportunidades para el desarrollo pleno de la vida, lo cual implica que esta debe asumirse como una tarea política que garantice la intervención en los espacios de decisión social donde ésta se genera, como producto de una red de intereses, cálculos, poderes, negociaciones y presiones. Finalmente esta promoción en el marco del desarrollo humano debe intervenir en la transformación de los procesos individuales de tomas de decisiones, para tratar de orientarlos hacia decisiones colectivas favorables a la salud y la vida.

Dimensiones en la Promoción de la Salud

En función de lo anterior se plantea la necesidad de ver la Promoción de la Salud como un espacio donde convergen cuatro dimensiones en permanente interrelación para lograr los objetivos previstos en sus acciones. Las cuatro dimensiones visualizadas son las siguientes:

Dimensión Económica

La dinámica del. proceso de cambios que en lo económico, político y social, recorren el mundo, la región latinoamericana y nuestro país, han determinado que se agudice severamente la disparidad y la injusticia en la distribución del ingreso y con ello mayor deterioro de las condiciones de vida y salud de la población.

Esta situación constituye una seria limitación para el mantenimiento de la salud y de la vida, amenazando con un mayor deterioro futuro, pero al mismo tiempo abre nuevas posibilidades ante el número creciente de trabajadores en todos los niveles que se ven afectados por este “ajuste social”.

El requerimiento fundamental es establecer y fortalecer un sujeto social, que llevado por un interés común y a partir de su realidad, sea capaz de construir un pensamiento crítico en la búsqueda de formas viables de trabajo que generen salud y bienestar través de su saber y acción. Para ello se hace necesario la conjunción del saber institucionalizado para encontrar una respuesta interdisciplinaria, intersectorial a esta crisis, un sujeto social cohesionado, capaz de estudiar y analizar las determinaciones y mediaciones entre el trabajo y la salud y de intervenir en la búsqueda de mejores posibilidades de vida.

Dimensión Política

La política como categoría que íntegra la acción individual con la acción colectiva debe estar presente en toda propuesta de Promoción de la Salud, debido a que la acción política permea todas las instancias de poder de la vida cotidiana.

La política como una dimensión de la promoción de la salud, la vamos a desarrollar entendiéndola como la posibilidad real de compartir el poder por la vía de la toma de decisiones conjuntas entre la sociedad y el Estado. Las siguientes son las características más resaltantes de la toma de decisiones políticas: concentrada en pocos actores, centralizada, jerarquizada y compartimentada.

En lo micro social la toma de decisiones obedece a diferentes lógicas y razonamientos (creencias, mitos, actitudes) que pueden producir una decisión no favorable a la salud.

Impulsar esta visión de salud, es transformar a ésta en un asunto de interés público, cuya concreción como derecho pasa por la órbita de lo político (relaciones de poder). Por lo tanto la promoción de la salud inscrita en lo político presenta como eje central la libertad del sujeto, entendiendo como sujeto, la construcción de la persona (o grupo) como un actor que asocia su libertad con la experiencia vivida y que la asume y la reinterpreta en el seno de la sociedad.

Este sujeto que se pretende reconstruir desde la promoción de la salud debe comenzar por transformar sus acciones cotidianas en acciones libres, es decir, debe poseer la capacidad real para tomar las decisiones respecto a los aspectos trascendentales de su vida como por ejemplo su salud, pero además debe responsablemente discernir entre acciones individuales y colectivas y el impacto en la salud de su colectividad más inmediata.

Dimensión Cultural

La promoción de la salud asume una dimensión cultural que pasa por profundizar acerca de lo que entendemos por el hecho cultural. Una característica fundamental de los individuos y grupos humanos es su capacidad para aprender convenciones que socialmente marcan su comportamiento, este aprendizaje cultural le permite al hombre utilizar símbolos y signos que refieren a un contexto situacional determinado.

Este proceso, entendido como mantenimiento y construcción de una cultura le permite a la gente crear, recordar y manejar ideas controlando y aplicando sistemas específicos de significado simbólico.

La gente hace suyo, de forma gradual, un sistema de símbolos y significados previamente establecidos en su grupo de pertenencia utilizando esto para darle sentido y significado a su mundo, expresar sus sentimientos y hacer sus juicios, luego, este sistema le ayuda a guiar su comportamiento y su percepción a lo largo de la vida.

Bajo esta concepción de lo cultural, las condiciones de vida en un contexto social y cultural, sirven de marco de referencia para cualquier propuesta que en el ámbito cultural se pretenda realizar orientada a promover la salud y el desarrollo humano, ya que es allí donde cada símbolo, cada comportamiento adquiere significado específico.

La dimensión cultural la entendemos, entonces, como el conjunto de saberes y prácticas acerca de la salud/bienestar/enfermedad/vida que se producen en lo cotidiano de la gente y que están determinados por las condiciones sociales, económicas y políticas en que ese cotidiano se realiza, por lo que esos saberes y prácticas tendrán una expresión concreta tanto en lo individual como en lo colectivo.

De allí que la Promoción de la Salud busque producir una transformación cultural en el ámbito de lo simbólico y de las prácticas asociadas a lo simbólico y con relación a la salud y enfermedad, buscando permear el conjunto de representaciones y de relaciones que se dan entre los individuos.

Desconocer tanto la forma como se producen y los contenidos del conjunto de saberes y prácticas de lo cotidiano nos pone frente al hecho de: (1) afirmar que sólo el conocimiento científico en salud es el conocimiento legítimo y (2) focalizar la acción en salud solo desde el lado de la oferta de atención que en nuestra realidad es principalmente promovida por el Estado.

La promoción de la salud estaría actuando en ese ámbito, como una forma de crearle viabilidad a la acción en salud, buscando no sólo que se ubique del lado de la oferta (como tradicionalmente se ha hecho) sino que incorpore principalmente el punto de vista de la población en lo que respecta a sus creencias, prácticas y conocimientos de su quehacer cotidiano.

Si salud es desarrollo de las potencialidades humanas, necesariamente entonces, tendríamos que considerar que la Promoción de la Salud debe propiciar las condiciones para que esa diversidad de concepciones se expresen, sean reconocidas y consideradas para estructurar acciones de salud que sean tanto científicamente como culturalmente sean reconocidas como válidas.

La promoción de la salud, debería orientarse entonces en el ámbito de lo cultural a construir una explicación de las acepciones y una explicitación de las prácticas derivadas de ellas que cada individuo y grupo social tienen acerca de lo que consideran es el bienestar, categoría que es expresión de las contradicciones que se generan por la tendencia a la imposición de conceptos, esquemas y modelos de prevención y atención de la salud, sin tener respeto por las diferencias que en definitiva construyen las posibles generalidades.

Dimensión Ambiental

Lo ambiental en el devenir del hombre contemporáneo muestra la imperiosa y urgente necesidad de reconsiderar lo que hasta ahora entendemos como “lo ambiental”. El llamado urgente no solo no los hace la actual civilización y la naturaleza, sino las generaciones por venir.

Esta revisión de lo ambiental pasa por la recontextualización de los conocimientos teóricos y prácticos sobre el mundo que nos rodea y de las relaciones que establecemos con él, para de esta manera entrar en la lógica de lo viviente, hacerla nuestra y poder en entera libertad asumir lo complejo del mundo de la vida. Esta complejidad se hace manifiesta en la multidimensionalidad de formas bajo las cuales se expresa la vida en el planeta, y es esto lo que nos hace en el cosmos un lugar distinto a los otros explorados por el hombre.

Esta dimensión ambiental en el campo de la promoción de la salud, intenta ser la vía mediante la cual el hombre se reencuentre con lo que forma parte inseparable de su ser como lo es la naturaleza, entendida ésta como el juego permanente entre las diversas sensibilidades y potencialidades de lo vivo con lo vivo.

La actual crisis ecológica es de carácter colectivo, afectando vastos sectores de la sociedad mundial, es una crisis sin fronteras, es un fenómeno global que afecta a todos los miembros del conglomerado humano. Por lo tanto esta dimensión ambiental dentro de la promoción de la salud y en el marco del desarrollo humano busca que los ciudadanos aprendan a pensar de manera global, actuando en lo local y a pensar localmente para actuar en lo global, logrando con esto una restauración del pensamiento de manera que éste permita por un lado repensar permanentemente lo que es el hombre, la vida, el mundo, lo real y a su vez este pensar retroactúe sobre la conciencia y oriente la vida humana.

Bibliografía

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